“Nuevo rol docente” y nuevo modelo de formación docente

La necesidad de un "nuevo rol docente"ocupa un lugar destacado en la retórica educativa. El perfil y el rol pre-figurado de este “nuevo docente” configura un largo listado de “competencias deseadas”, en el que confluyen hoy, contradictoriamente, postulados inspirados en la retórica del capital humano y los enfoques eficientistas de la educación, y postulados largamente acuñados por las corrientes progresistas, la pedagogía crítica y los movimientos de renovación educativa, y que hoy han pasado a formar parte de la retórica de la reforma educativa mundial. Así, el “docente deseado” o el “docente eficaz” es caracterizado como un sujeto polivalente, profesional competente, agente de cambio, practicante reflexivo, profesor investigador, intelectual crítico e intelectual transformador (Barth, 1990; Delors y otros, 1996; Hargreaves, 1994; Gimeno, 1992; Jung, 1994; OCDE, 1991; Schon, 1992; UNESCO, 1990, 1998) que:

 domina los saberes -contenidos y pedagogías- propios de su ámbito de enseñanza;

 provoca y facilita aprendizajes, asumiendo su misión no en términos de enseñar sino de lograr que los alumnos aprendan;

 interpreta y aplica un currículo, y tiene capacidad para recrearlo y cons­truirlo a fin de responder a las especificidades locales;

 ejerce su criterio profesional para discernir y seleccionar los contenidos y pedagogías más adecuados a cada contexto y a cada grupo;

 comprende la cultura y la realidad locales, y desarrolla una educación bilingüe e intercultural en contextos bi- y plurilingües;

 desarrolla una pedagogía activa, basada en el diálogo, la vinculación teoría-práctica, la interdis­ciplinariedad, la diversidad, el trabajo en equipo; participa junto con sus colegas en la elaboración de un proyecto educativo para su establecimiento escolar, contribuyendo a perfilar una visión y una misión institucional, y a crear un clima de cooperación y una cultura democrática en el interior de la escuela;

 trabaja y aprende en equipo, transitando de la formación individual y fuera de la escuela a la formación del equipo escolar y en la propia escuela;

 investiga, como modo y actitud permanente de aprendizaje, y a fin de buscar, seleccionar y proveerse autónomamente la información requerida para su desempeño como docente;

 toma iniciativas en la puesta en marcha y desarrollo de ideas y proyectos innovadores, capaces de ser sostenidos, irradiarse e institucionalizarse; reflexiona críticamente sobre su papel y su práctica pedagógica, la sistematiza y comparte en espacios de inter-aprendizaje;

 asume un compromiso ético de coherencia entre lo que predica y lo que hace, buscando ser ejemplo para los alumnos en todos los órdenes;

 detecta oportunamente problemas (sociales, afectivos, de salud, de aprendizaje) entre sus alumnos, derivándolos a quien corresponde o buscando las soluciones en cada caso;

 desarrolla y ayuda a sus alumnos a desarrollar los conocimientos, valores y habilidades necesarios para aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, y aprender a ser (los “cuatro pilares” de la educación, propuestos en el Informe Delors, 1996);

 desarrolla y ayuda a sus alumnos a desarrollar cualidades consideradas indispensables para el futuro tales como creatividad, receptividad al cambio y la innovación, versatilidad en el conocimiento, anticipación y adaptabilidad a situaciones cambiantes, capacidad de discernimiento, actitud crítica, identificación y solución de problemas;

 impulsa actividades educativas más allá de la institución escolar, incorporando a los que no están, recuperando a los que se han ido, y atendiendo las necesidades de los padres de familia y la comunidad como un todo; se acepta como “aprendiz permanente” y se transforma en “líder del aprendizaje”, manteniéndose actualizado en sus disciplinas y atento a disciplinas nuevas; se abre a la incorporación y al manejo de las nuevas tecnologías tanto para fines de enseñanza en el aula y fuera de ella como para su propio aprendizaje permanente;

 se informa regularmente a través de los medios de comunicación y otras fuentes de conocimiento a fin de acceder a otras la comprensión de los gran­des temas y problemas del mundo contemporáneo;

 prepara a sus alumnos para seleccionar y utilizar críticamente la información proporcionada por los medios de comunicación de masas y a través de Internet;

 es percibido por los alumnos a la vez como un amigo y un modelo, alguien que les escucha y les ayuda a desarrollarse (UNESCO, 1996);

 propicia nuevas y más significativas formas de participación de los padres de familia y la comunidad en la vida de la escuela; está atento y es sensible a los problemas de la comunidad, y se compromete con el desarrollo local;

 responde a las expectativas familiares y sociales en torno a los resultados educacionales, a la necesidad social de un acceso más amplio a la educación y a las presiones en pro de una participación más democrática en las escuelas (OCDE, 1991);

 rinde cuentas de sus acciones y resultados a sus superiores dentro de la jerarquía escolar, así como a los padres de familia, y la comunidad;

 está abierto y receptivo a la evaluación permanente, la propia y la de sus alumnos o supervisados, a través de las cuales es juzgado y premiado/castigado en términos de remuneración y carrera profesional, sobre todo por la vía de incentivos a su desempeño.

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