PROCESOS PSICOFISIOLÓGICOS DEL PENSAMIENTO


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Para entender el desarrollo del pensamiento y de cómo se perfecciona el pensar, debemos partir de las bases fisiológicas de los procesos psicológicos biológicos del pensamiento la neurociencia y su relación con el aprendizaje, así como estudiar el cerebro y el sistema nervioso central. Desde el punto de vista de este autor manifiesta que: “[…] la neurociencia conductual es el subcampo de la psicología que examina principalmente la forma y en que el cerebro y el sistema nervioso – y también otros proceso biológicos– determinan el comportamiento. Por lo tanto los neurocientíficos consideran la influencia que nuestro cuerpo ejerce sobre nuestra conducta […]” (Feldman, 2010, p. 241). Analizando este postulado entonces podría decir que la neurociencia es la ciencia que se dedica al estudio, observación y análisis del sistema nervioso central del ser humano. Etimológicamente la neurociencia se deriva del griego "neurosque" nervios. De ella deriva el término neurología, neuropsicología, o neurona, entre otras. 

Para Sternberg (2004) la combinación de estas dos: la neurociencia y la psicología da como resultado la neurociencia cognitiva. Él manifiesta que esta nace justamente de la combinación de la neurociencia y la psicología. Menciona que esta nueva ciencia nos proporciona la manera de saber, entender al cerebro y la conciencia; basándose en otras disciplinas, para comprender justamente los procesos mentales implicados en el comportamiento y sus bases biológicas. 

En este aspecto, la neurociencia ofrece un apoyo a la psicología con la finalidad de entender mejor la complejidad del funcionamiento mental. Es decir, que la tarea central de la neurociencia cognitiva es la de intentar explicar cómo funcionan millones de células nerviosas en el encéfalo para producir la conducta y cómo a su vez estas células están influidas por el medio ambiente. 

 Neuronas 

Las neuronas o células nerviosas, son elementos básicos del sistema nervioso. Su cantidad es sorprendente; es posible que en control del comportamiento participen hasta un billón de neuronas en todo el cuerpo Etimológicamente la palabra neurona, viene del griego ‘neurón’, que significa: ‘nervio’ (Feldman, 2010). 

En la entrevista de Eduard Punset (director del programa español “Redes”), con Sebastián Seung, profesor de Neurociencia Computacional en el Massachussets Institute of Technology, realizada en Boston, el 13 de marzo del 2013; manifiesta que el cerebro humano posee cerca de 100.000 mil millones de neuronas y puede alcanzar unos 1.000 billones de conexiones sinápticas. Estos a su vez, están interconectadas entre sí, a través de estímulos químicos y eléctricos (Punset, 2010). A continuación podemos observar la siguiente figura de las neuronas actuando en el cerebro: 

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Figura 1. La neurona y sus interconexiones. Fuente: http://etecnologia.com 

Así, que el cerebro humano posee: 100 000’000 000 de neuronas, pudiendo lograr unos: 1000” 000 000’ 000 000 de conexiones sinápticas. Debemos tomar en cuenta que, es una red que se modifica a sí misma, produciendo una “plasticidad cerebral”, que nos permite estar abiertos al cambio. Es decir es flexible y no rígido. En los últimos años, los científicos han aprendido que el cerebro se reorganiza continuamente en un proceso al que han denominado neuroplasticidad. Según Feldman (2010) define a la neuroplasticidad “como cambios en el cerebro que ocurren durante todo el ciclo de la vida relacionados con la incorporación de nuevas neuronas y la reorganización de la áreas del procesamiento de la información” Esto es una excelente noticia; ya que, todos los seres humanos podemos mejorar, cambiar, aprender, reaprender y mudar comportamientos, debido a este proceso de neuroplasticidad en nuestro cerebro. 

Del mismo modo, el proceso de las neuronas para que se produzca el pensamiento, el recuerdo, la memoria, entre otras funciones, se da cuando estas proporcionan el medio para que el sistema nervioso central trasmita y coordine la información. Feldman (2010) manifiesta que en contraste con la mayor parte de las otras células, las neuronas poseen una característica que las distingue: la capacidad de comunicarse con otras células y trasmitir información a distancias relativamente largas. 

Todas las neuronas que poseemos se diseminan a lo largo y ancho del cerebro. Cada neurona es una minúscula célula nerviosa con actividad propia, una especie de pequeño motor que, al conectarse con las otras neuronas, logra el milagro del pensamiento (Vallejo et al., 2004). En consecuencia, podemos decir que la neurona es la célula fundamental y básica del sistema nervioso central. 

Siguiendo con este proceso, a su vez aparecen las dendritas, que emergen de una neurona. Estas actúan como diminutos tentáculos que se adhieren a las neuronas vecinas con el fin de recibir y enviar impulsos eléctricos. La trasmisión de estos impulsos eléctricos constituye el cableado de información que viaja desde todas las partes del cerebro al organismo, y viceversa. Cabe anotar que las neuronas no se tocan físicamente unas con otras. Son tan importantes en su labor que realizan, que sin ellas no podría producirse el mágico prodigio de sentir, oír, hablar, razonar, memorizar o comprender (Vallejo et al., 2004). 

En el extremo opuesto del cuerpo celular se halla una extensión tubular delgada y larga llamada axón. El axón trasmite los mensajes recibidos por las dendritas a otras neuronas. Estos terminan en pequeñas protuberancias llamadas botones terminales, que envían mensajes a otras neuronas. Los mensajes que viajan por una neurona son de naturaleza eléctrica. Estos mensajes o impulsos eléctricos siguen una ruta que comienzan en las dendritas, continúan por el cuerpo celular y conducen finalmente, a través de la extensión tubular que es el axón, hasta las neuronas adyacentes. 

De la misma manera, en la imagen 2, podemos ver de manera específica y detallada las partes que posee una neurona: 


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Figura 2. Componentes primarios de una neurona, el elemento básico del sistema nervioso. Fuente: http://histologiaub.blogspot.com/ 

 Sinapsis 

Las neuronas se comunican de un modo tan intrincado que incluso con un microscopio es difícil ver donde termina una y comienza la otra (Myers 2006, p.60). Según este autor ahora sabemos que el terminal axónico de una neurona, es en efecto, separado de la neurona receptora por un espacio diminuto de menos de una millonésima parte de centímetro de ancho. A esta conexión se la denomina sinapsis. 

Según Feldman (2010) define a la sinapsis como el espacio entre dos neuronas donde el axón de una neurona emisora se comunica con las dendritas de una neurona receptora por medio de mensajes químicos. A este proceso se lo conoce como: sinapsis o conexiones sinápticas. 

Si bien es cierto que la trasmisión en el interior de una neurona se realiza mediante impulsos eléctricos, la trasmisión entre neuronas se hace mediante substancias químicas que se denominan: neurotransmisores. Estas substancias son las que viajan entre la sinapsis y estimulan a las dendritas. En un cerebro sano, el papel de los neurotransmisores está equilibrado, permitiendo a la persona reaccionar adecuadamente ante los estímulos ambientales. 

Según Myers (2006), los investigadores han descubierto docenas de neurotransmisores diferentes, lo cual plantea estas preguntas: ¿Ciertos neurotransmisores se encuentran solo en lugares específicos? ¿Cuáles son sus efectos? ¿Podemos aumentar o cambiar estos efectos a través de fármacos o dietas? ¿Estos cambios podrían afectar nuestros estados de ánimo, nuestros recuerdos o nuestra capacidad mental? Bueno para contestar estas interrogantes vamos a analizar a algunos neurotransmisores y sus funciones. 

En su libro psicología un reconocido autor de la materia manifiesta que: “[…] los neurotransmisores son sustancias químicas que se encargan de la transmisión de mensajes través de las sinapsis a la dendrita (y a veces al cuerpo celular) de una neurona receptora […]” (Feldman, 2010, p. 241). El autor plantea un ejemplo, de un barco que transborda pasajeros por un rio, estos mensajeros químicos de desplazan hacia las riberas de otras neuronas. Cuando un neurotransmisor entra en un sitio en la neurona receptora, el mensaje químico que entrega puede ser básicamente de tipo: excitatorio o inhibitorio. Los mensajes excitatorios hacen que sea más probable que una neurona receptiva se active y que un potencial de acción descienda sobre su axón. Los mensajes inhibitorios, en contraste, ofrecen información química que impide o disminuye las probabilidades de que la neurona receptora se active. 

En las décadas recientes, los psicobiólogos han identificado cientos de neurotransmisores sus funciones exactas todavía se siguen estudiando. Sin embargo se conocen bien a unas cuantas sustancias químicas del encéfalo. 

La acetilcolina (AC), que fue el primer neurotransmisor en ser descubierto y actúa en los lugares en que las neuronas encuentran los músculos esqueléticos. También parece desempeñar un papel crucial en la activación, atención, memoria y motivación. La enfermedad de Alzheimer, que implica pérdida de memoria y graves problemas de lenguaje, se vincula a la degeneración de las células encefálicas que producen y responden a la acetilcolina (Morris y Maisto 2009). 

La dopamina (DA), es un neurotransmisor inhibitorio o excitatorio, por lo regular afecta a las neuronas asociadas al movimiento voluntario, el aprendizaje, la memoria y las emociones. Los síntomas de la enfermedad de Parkinson (temblores, espasmos musculares y rigidez muscular creciente) se atribuyen a la perdida de las células encefálicas que producen dopamina (Reeve, 2002). 

La dopamina está fuertemente asociada con los mecanismos de recompensa en el cerebro. Las drogas como la cocaína, el opio, la heroína, y el alcohol promueven la liberación de dopamina, al igual que lo hace la nicotina. Cabe especificar que la dopamina puede ser estimulada de manera natural, sin el prejuicio al cerebro de estas drogas sintéticas y herbales al cerebro. ¿Cómo? aumentando el consumo de alimentos antioxidantes También realizando ejercicio diario y descansando lo suficiente; al menos 7 horas en la noche sería lo correcto. 

La serotonina, se asocia con la regulación del sueño, la alimentación, el estado de ánimo y el dolor. Hay un conjunto cada vez mayor de investigaciones que señalan que la serotonina desempeña una función más amplia, pues sugieren que participa en conductas tan diversas como el alcoholismo, la depresión, el suicidio, la impulsividad, la agresividad y el afrontamiento del estrés. (Feldman, 2010). 

Las endorfinas, otra clase de neurotransmisores, son una familia de substancias químicas producidas por el cerebro, similares en estructura a medicamentos analgésicos como la morfina. La producción de endorfinas refleja el esfuerzo del cerebro por enfrentar el dolor y por elevar el estado de ánimo. Es posible que las endorfinas también produzcan los sentimientos eufóricos que experimentan en ocasiones los corredores tras largas carreras. El ejercicio y el dolor tal vez relacionados con una larga carrera, posiblemente estimulen la producción de endorfinas. La liberación de estas también explicaría otro fenómeno que ha desconcertado desde hace mucho tiempo a los psicólogos. 

Se encontró que una endorfina es 48 veces más potente que la morfina cuando se inyecta en el encéfalo y tres veces más potente cuando se inyecta en el torrente sanguíneo. Por ejemplo, el acto de tomar placebos (píldoras u otras sustancias que no contienen medicamentos reales, pero que los pacientes creen que los hacen sentir mejor) puede inducir la liberación de endorfinas, lo que conduce a la reducción del dolor (Morris y Maisto, 2009). 

 Neuronas espejo 

En la última década, los neurocientíficos han descubierto la existencia de las neuronas espejo. Según Feldman (2010), menciona que estas neuronas se disparan no solo cuando una persona manifiesta una determinada conducta, sino también cuando una persona simplemente observa a otro individuo manifestar el mismo comportamiento. 

Las neuronas espejo pueden ayudar a explicar cómo (y por qué) los seres humanos tiene la capacidad para entender las intenciones de los demás. En concreto, las neuronas espejo pueden disiparse cuando vemos que alguien hace algo, lo que nos ayuda a adelantar cúales son sus objetivos y qué puede hacer a continuación. 

El descubrimiento de las neuronas espejo señala que incluso la capacidad de los niños de corta edad para imitar a los demás pueden ser una conducta innata. Además las neuronas espejo posiblemente sean la raíz de la empatía, los sentimientos de preocupación, compasión y simpatía por los demás y hasta el desarrollo del lenguaje de los seres humanos (Feldman 2010). 

Tomado del libro El desarrollo del pensamiento (Ramón, 2016)

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